La corrupción es sin duda uno de los grandes retos que enfrentamos los mexicanos junto con la desigualdad, la violencia. El paso dado por la sociedad civil de impulsar la declaración 3 de 3 y hacerla ley anticorrupción sin duda fue un paso importante pero falta muchos camino por andar. El reto es que pase del papel a los hechos y no tenga huecos para que burócratas y empresarios le puedan dar la vuelta con facilidad. La ley anticorrupción que tiene siete artículos es la base de algo más grande que se debe de impulsar para luchar contra este mal que nos pega a todos, el que da y el que recibe y nos cuesta mucho dinero.

Le platico esto porque según datos del Fondo Monetario Internacional, la corrupción le cuesta a México el 10 por ciento del PIB, que equivale según datos de la Secretaría de Hacienda a un billón 920 mil millones de pesos, una cifra con muchos ceros.

El dato se anunció en el Foro Nacional Anticorrupción organizado por empresarios de la Coparmex, mismo organismo que se manifestó en el Ángel de la Independencia para exigir se quitara de la propuesta de ley anticorrupción la exigencia a las empresas que vendieran un bien o un servicio al gobierno de rendir su declaración 3 de 3. Sus protestas fueron escuchadas por encima de los maestros que han exigido la abrogación de la llamada Reforma Educativa y siguen en pláticas.

Los casos de políticos cuestionados por un manejo abusivo del dinero público, por enriquecimiento con los contratos públicos que lo hacen de manera abierta son una ofensa que no es castigada. La impunidad es un término común y corriente.

En este foro hablaron algunos empresarios estadounidenses que han retirado sus inversiones de México para no participar en actos de corrupción –según ellos- Lo grave es que la corrupción es algo tan enraizado en nuestro país que las empresas lo toman como una merma a sus negocios y si ponen en la báscula ganancias y pagos por corrupción, siguen haciendo negocios en México.