Por: Eduardo Valdez
Los avances tecnológicos a los que está llegando el ser humano parecen no tener fin. Muestra de ello es la penetración que han tenido los drones y de lo cual se han desprendido opiniones a favor y en contra.
El significado sencillo y llano de los drones son todos aquellos vehículos aéreos no tripulados (aviones o helicópteros) que pueden venir equipados con una cámara de video o fotográfica, esto para uso comercial; sin embargo los ejércitos han recurrido a ellos con gran éxito para llevar a cabo acciones de espionaje, incluso ataques quirúrgicos.
En el día a día empresas como DHL acaba de iniciar una fase de prueba en una ciudad de Alemania para mover pequeñas cargas como medicamentos que no exceden los 3 kg de peso a través de los drones.
En un comunicado, la firma precisó que en este proyecto la nave será controlada remotamente por un piloto en tierra a una altura de 50 metros, una velocidad de 18 metros por segundo y sobre todo en cumplimiento con las normas establecidas, el dron será monitoreado en caso de una avería o falla.
Su fácil operación y costos contenidos han permitido que los drones comerciales gocen de gran popularidad y comiencen a llenar espacios en la prensa debido a las imágenes que son capaces de capturar; sin embargo no todo es miel sobre hojuelas y a países como Estados Unidos le han merecido un nutrido debate acerca de las normas con que se deben de regir, esto luego de un incidente en donde una aeronave tipo cuadrirrotor (cuatro hélices) y unos 60 centímetros de largo cayó en los jardines de la Casa Blanca, lo que supone una grieta en la seguridad.
Al poder ser usados para hacer detonar aparatos explosivos o acciones de espionaje, el gobierno de Estados Unidos ha comenzado a proponer una serie de reglamentos para su operación aunque aún sigue la moneda en el aire.
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