Los autos con motores de última generación, eléctricos, híbridos e incluso los propulsados por energía proveniente del hidrógeno han prosperado en todo el mundo.
No obstante, el tránsito ha crecido en las mega-ciudades y la búsqueda de soluciones para crear modelos de transporte compartido que beneficie a miles de personas cada día es urgente. Las motos y las bicicletas, por ejemplo, se han colocado como las opciones más interesantes, pero como todo, la convivencia en las calles en México todavía está en pañales. No sabemos respetar a los peatones y a otros conductores de autos, mucho menos a los ciclistas y motociclistas.
La cultura del respeto es el gran bache de nuestra cultura. Pregunto ¿Por qué no cedemos el paso a los demás? ¿Por qué no entendemos la naturaleza de nuestra convivencia urbana? Es urgente tener programas de educación para para erradicar la ignorancia cívica, de manera que podamos aprender las mejores lecciones de movilidad que están escritas en la historia de la humanidad; en grupo sobrevivimos, a partir de las normas de convivencia social avanzamos y encontramos el progreso, juntos hacemos la diferencia para circular mejor no sólo sobre ruedas, sino en la vida.
Conducir una motocicleta puede convertirse en una opción de movimiento inteligente; reduce el consumo, la emisión de contaminantes y acorta el tiempo de traslados. No obstante, los automovilistas son poco tolerantes ante las motos. Sin reglas compartidas, la convivencia es caótica, por eso es importante la educación sin importar que manejemos un modelo eléctrico de última generación.
Imprimir este artículo