La semana pasada celebramos el “Día Internacional del Árbol” y le comenté que poco teníamos que celebrar y mucho que reflexionar sobre el tremendo daño que los humanos causamos al medio ambiente talando millones de árboles. Cada vez los bosques desaparecen para dar paso a tierra de labranza o para crecer los desarrollos habitacionales. Muchos dicen que la modernidad y el desarrollo tienen un costo en el medio ambiente, pero ese costo puede y debe ser medido y contrastado con programas de reforestación. Hay reglas no escritas que citan que por cada árbol cortado se deben sembrar varios ejemplares más pero esto no se cumple a pesar de las campañas anunciadas de reforestación.
Hoy que se inauguró la ampliación de la carretera México-Toluca basta darse una vuelta por el tendido de la carpeta asfáltica, como le llaman los reporteros viales, para ver el desastre ecológico en este pulmón del Valle de México. Según cifras oficiales al menos 37 mil árboles fueron cortados del área natural protegida que rodea al Desierto de los Leones y la Marquesa. Organizaciones pro ambientales aseguran que la cifra es mayor pero ya de por si 37 mil árboles son muchos. Se dijo que se sembrarían muchos más, pero el daño está ya hecho.
En donde se sembró hoy un ahuehuete mexicano fue al jardín botánico del Trastevere en Roma. Rafael Pacchiano, el secretario del Medio Ambiente regaló y pala en mano sembró este ejemplar. Dijo el secretario que se ha avanzado en el combate de la tala ilegal pasando de una tasa de 380 mil hectáreas de deforestación en los años 90 a menos de 92 mil el año pasado. Lo que no dijo el señor Pacchiano es la tala legal, aquella que con el visto bueno de las autoridades es permitida y fomentada. El secretario del Medio Ambiente fue a Roma a hablar de cambio climático, biodiversidad y a confirmar ante la FAO la invitación a todos los países miembros a participar a fin de año en Cancún en la reunión de la COP13 sobre diversidad biológica.
Formato21.mx
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