¿Qué es exactamente la ira? La ira es una emoción que se caracteriza por un incremento rápido del ritmo cardíaco, de la presión arterial y de los niveles de noradrenalina y adrenalina en sangre. Es común que la persona que siente ira se enrojezca, sude, tense sus músculos, respire de forma más rápida y vea aumentada su energía corporal.
En resumen, la ira o la agresividad suelen aparecer en situaciones que percibimos como una amenaza. Por tanto, la ira está fundamentada en sentimientos como el temor, el miedo, la frustración o incluso en cansancio. La ira aparece de un modo automático ante algunas situaciones que nos obstaculizan para lograr fines u objetivos. Las emociones que sentimos no se producen sin razón, sino que cada una tiene una función específica. En el caso de la ira, el cerebro causa este estado para prepararnos para efectuar un esfuerzo superior para superar la dificultad que se nos ha presentado.
Algunos consejos para manejarla
1. No acumular ira sino gestionarla adecuadamente. Cuando algo injusto sucede y no reaccionamos, vamos acumulando ira y enfado. Tarde o temprano, todo este enojo que vamos guardando estallará y puede dar lugar a un episodio de violencia verbal y/o física. Por tanto, es importante afrontar los problemas con asertividad y control, para no dejar que la bola del enfado vaya creciendo por momentos.
2. Evitar la mentalidad de ganador/perdedor- En muchas ocasiones, nos enfadamos como reacción a la frustración de no haber logrado algunos objetivos que nos planteábamos, o cuando algo no ha salido tal como esperábamos. En estos casos, la empatía es el rasgo distintivo entre aquellos que saben gestionar la frustración, controlar la ira y aceptar las contrariedades con deportividad. Debemos evitar plantear las relaciones interpersonales como un juego en que se gana o se pierde.
3. Reflexionar acerca de las causas y las consecuencias de nuestra irascibilidad. Pensar en ello y analizar si nuestra reacción emocional es realmente justificada nos puede ayudar. Muchas veces no pensamos por qué estallamos en un arrebato de ira, por ejemplo cuando conducimos un coche y reaccionamos instantáneamente insultando o haciendo gestos a otros conductores cuando hacen algo incorrecto. En ese momento sería vital meditar sobre el porqué reaccionamos de este modo: ¿has pensado en las posibles consecuencias de tener un episodio de ira mientras estás conduciendo? Visto así tal vez vale la pena tomarse estas situaciones de otra manera.
4. Relajación, meditación, autocontrol. La relajación es la mejor manera de prevenir los ataques de ira. Existen distintas formas de relajarse: practicar deporte, el yoga, la meditación, el Mindfulness, tomar un baño de agua caliente, o cualquier método que pase por distraer la mente y llevarnos a un estado de positividad.
5. Evitar situaciones y personas irritantes. Debemos evitar encontrarnos en situaciones en que sabemos que pueden aumentar nuestra ira o llevarnos a un estado negativo. También es probable que conozcas ciertas personas que te irriten especialmente. En la medida de lo posible, hay que tratar de evitar los contextos en que sepamos que podemos estallar, y en cuanto a las personas que nos irritan, algunas veces será imposible no tener ningún contacto (jefes, algún familiar en concreto), por tanto, en la medida de lo posible, habría que tratar de conversar con esa persona con el fin de que las interacciones no resulten tan irritantes.
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