La mayoría de los negocios de comida basan su estrategia en el neuromarketing, un tipo especializado de investigación de mercados que consiste en buscar correlatos biológicos o bioquímicos en el cerebro y asociarlos a una necesidad de compra. “Su objetivo no es engañar al cliente, sino guiarle hacia un determinado lugar, usando el marketing de siempre, pero a un nivel neuroquímico”, explicó Juanma Barbera, gastrónomo y periodista.
Te decimos las situaciones en las que es aplicado y tú terminarás pecando con la comida de restaurantes.
1. Menú con apetitosas fotos
Un estudio de la Association for Consumer Research (EE.UU.) mencionó que los menús con fotos hacen que las personas cambien de opinión sobre su pedido. Tienes que saber que estas fotos son producidas, es decir, son pensadas para que se vean apetitosas. Es mejor que preguntes al mesero sobre las opciones que llaman tu atención y si te las recomienda, si no terminarás pidiendo otra cosa que cueste más y no te guste su sabor.
2. Los precios
“Existe un número que hace que todo parezca más caro y que es difícil ver en cualquier precio: el siete”, aseguró Juanma Barbera. ¿Los favoritos del cerebro? Los precios acabados en 5, y también en 0 y en 9, son los más atractivos para nuestra mente. Ten en mente esto al pedir próximamente, porque tal vez la diferencia no es mucha.
3. Las controversiales ensaladas
Pedir una ensalada puede ser todo un reto cuando miramos el menú, vemos opciones con trocitos de tocino, salsa con mayonesas, con papas, y podemos seguir… a tal punto que es poco probable que veamos una opción realmente saludable. Y es ahí donde empecemos a dudar si vale la pena comer saludable pagando tanto.
Lo otro que también puede llamar tu atención es qué tan salubre es el lugar donde cocinan, como sabes, las verduras son alimentos difíciles de limpiar.
4. Menús cortos
Un estudio de la Universidad de Bournemouth (Reino Unido) concluyó que en restaurantes de comida rápida es más fácil la elección por sus pocas categorías: entradas, pollo, pescado, verdura, pasta, carne, hamburguesas y sándwiches y postres.
5. Ingredientes con atractivos adjetivos
Los productos con lenguaje descriptivo, como “carne jugosa” o “tiernos elotes”, se venden un 27% más, y a los clientes les parecen más sabrosas, sin importarles el precio o su valor nutricional. Además, las frases nostálgicas (“flan de la abuela”) resultan más atractivos.
FUENTE: Panamá América
Crédito de imágenes: Internet
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