El doctor Anatoli Brouchkov, jefe del departamento de Geocriogenia de la Universidad Estatal de Moscú, descubrió en 2009 una bacteria que vive hace 3.5 millones de años en las capas heladas del Yakut, en tierras siberianas, que podría explicar las altas tasas de longevidad de los habitantes de la zona y, ni corto ni perezoso, decidió inoculársela para probar su efectividad. Dos años más tarde -proclamaba orgulloso- seguía sin resfriarse, aunque la manera en que opera en su organismo esta bacteria “eterna”, conocida como Bactillus F, sigue siendo un misterio: “De momento solo podemos medir el impacto, pero cuando entendamos qué genes han permitido su supervivencia, estaremos más cerca de alargar nuestra esperanza de vida indefinidamente”, señaló a The Siberian Times.
Antes de probar los efectos de la bacteria en sí mismo, Brouchkov y el equipo dirigido por el epidemiólogo Viktor Chernayavsky lo probaron en ratas de laboratorio con un resultado sorprendente: incluso las más ancianas recuperaban su capacidad reproductiva.
En esta misma estepa siberiana, en las montañas de Mammoth, en la República de Sakha, dos hermanos encontraron un extraño cachorro prehistórico momificado que fue bautizado como “Turmat Dog”. Tras ser examinado por los científicos, concluyeron que a pesar de los 12, 400 años que llevaba sepultado en el hielo, conservaba perfectamente el pelo, los dientes e incluso los alimentos que había comido escasas horas antes de su muerte. ¿Podría ser la zona de permafrost de Siberia el lugar donde se encuentre el elixir de la vida eterna?
No obstante, hay otros medios de bajo costo para alargar la esperanza de vida. Por ejemplo, mudarse a una de las llamadas “zonas azules” del planeta. Según un estudio publicado por National Geographic en colaboración con expertos demógrafos, en lugares como Okinawa en Japón, Loma Linda en California en los Estados Unidos, Vilcabamba en Ecuador, Ikaria en Grecia o Nicoya en Costa Rica habitan las personas más longevas del planeta. Las razones son tan sencillas y asumibles que si las pones en práctica habrás sumado diez años de vida: tener hábitos saludables, ser sociable y disfrutar el presente.
FUENTE: El Confidencial
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